mayo 24, 2008

GATOS

Haciendo a un lado las excepciones, podemos decir que las mujeres se inclinan más hacia los gatos, y los hombres hacia los perros, y que incluso la mayoría de ellos detestan a los gatos con gran intensidad.
Si preguntas por qué odian a los gatos, automáticamente responden que son animales infieles, egoístas, desobedientes, y que las hembras cuando están en celo maúllan enloquecidas y se frotan lascivamente contra la pared.

A diferencia de los perros, los gatos no se someten a la voluntad de su amo. Ante un golpe, el perro se agacha o baja las orejas. El gato, en cambio, araña y muerde.
El gato tiene un carácter independiente, mientras que el perro siempre está pendiente del amo.

Supongo que el origen de esto es una idea machista marcada a fuego en su subconsciente, el gato no se somete a la voluntad del amo y las hembras reclamar sexo a voz en grito. Al gato no lo dominas si quieres convivir con él tiene que ser bajo un régimen de tolerancia.
Todo ello a algunos hombres educados en que son el centro del universo, en donde ello ordenan y mandan y que todos sus deseos deben ser acatados debe resultar por lo menos incómodo que un animalito pase de ello.

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